Justo cerquita de las elecciones explotó el Chocolate Gate. Es una prueba más de la oscuridad que envuelve a la política. Millones y millones y millones de pesos que sirven para alimentar aparatos y bolsillos.
La maniobra no es propia de un partido sino de todos los partidos. Y con Chocolate quedó al desnudo. Necesitan gente que les preste su nombre a cambio de la obra social y los aportes a la jubilación. Son ñoquis que no van a trabajar pero tampoco ven un peso del sueldo. Ahí aparecen los Chocolates de la vida que se encargan de cobrar esos salarios de los «empleados de la legislatura bonaerense».
Son millones que se juntan mes a mes.
Casi de casualidad, nos enteramos de la maniobra cuando el puntero de La Plata llenaba una bolsa de consorcio de billetes en el cajero del Banco a 100 metros de la mismísima Legislatura.
Tengo la impresión de que los Chocolates se esparcen por el país, en otras legislaturas, en otros organismos.
¿A quién le llevaba la plata Chocolate?
¿Cuántas veces escuchaste hablar de los gastos de la política?¿ Cuántas veces viste el nivel de vida de muchos dirigentes, dónde viven, las propiedades que tienen? No es con sus ingresos en blanco,¡ es con el dinero negro! con el que les lleva Chocolate, y así el círculo cierra.
Por un momento me ilusioné. Pensé que esta bomba podría terminar con estos afanos que mancha a toda la política. ERROR. El silencio es un manto que cubre a todos: Peronistas, Juntos por el Cambio, la izquierda, todos mudos . Acá no hay diferencias políticas entre ellos; el pacto «boca cerrada» está firme y busca la complicidad de la Justicia para que nada se sepa, y casi lo están logrando. Casi.
La política está muy en deuda con la gente. Falla en la economía, la seguridad y en muchas otras cosas. Están en deuda estos de ahora y los que pasaron.
Dineros sucios, corrupción, escandaloso panorama mientras la inflación y la pobreza castigan a la gente.
El Chocolate Gate tal vez sea otro motivo para explicar el fenómeno Milei y la motosierra
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