La inseguridad no da respiro. Cada semana me toca contar una historia de violencia y muerte. Todo es más triste cuando mueren chicos y muy grave cuando los que aprietan el gatillo también son menores….
En Quilmes un chico de 17 va a la escuela y lo matan para robarle la bici y el celular. Los asesinos son adolescentes; uno de ellos ya había estado preso por un asalto a mano armada pero solo 4 días.
En Grand Bourg, la otra punta del conurbano, Maxi de 16 camina con dos amigos y los atacan motochorros. A él le roban la campera y le pegan un balazo en la panza. Muere en el hospital.
Los asesinos siguen el raid de robos. Atacan una mujer. Le roban el celular y por ese acto, la policía atrapa a uno. Tiene 17 años !!!!
Identifican al otro motochorro. Tiene 22, y está prófugo por otro asesinato en 2020.
Delitos cada vez más violentos. Aunque no hay resistencia se tira a matar.
Durante la cuarentena de 2020 ya se habían registrados números preocupantes en la provincia. Hubo 42.947 robos y hurtos desde el 20 de marzo al 25 de junio. Cada día 442 hechos. Para los funcionarios eran números bajos, aunque ya se notaban que cada vez más menores desorganizados sin antecedentes participaban en los ataques.
En estas estadísticas había otro dato alarmante: crecía un 66,6% los homicidios cometidos por menores.
Y atención! Ya se registran casos en los que participan menores de 10 años.
¿Qué llevará a un nene a tomar un arma y salir a matar? ¿ Repiten lo que ven a su alrededor? ¿ Son víctimas de un sistema del que no pueden escapar?
Si fuera así, el estado con sus políticas públicas debería evitarlo.
Sin embargo lo que veo al contar estas historias es que el estado fracasa o está ausente a la hora de darle a estos chicos cierto bienestar que evite que salgan a robar y se transformen en asesinos.
Es decir, es un combo de fallas o malas políticas : las economía suma cada vez más pobres. La cuarentena alejó a miles de chicos de las escuelas.
Mientras tanto, la provincia sufre 511 delitos por día, 21 por hora, o sea un delito cada 3 minutos.
Cada vez hay más menores que aprietan el gatillo para robar y matar.